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jueves, 9 de enero de 2014

Doctrina y dogma ... en la Iglesia y la masonería. Jean-François Var . "Un Orthodoxe d´Occident"

El post que os dejo a continuación es un breve apéndice o posdata que el mismo autor añade al pie de su trabajo : 


trabajo que podéis leer íntegramente en castellano en el Blog “TEMAS DE MASONERIA”de Eduardo Callaey o bien en Frances, con esta posdata al final, en el blog del autor "Un Orthodoxe d´Occident").

"Una escuela filosófica reciente ha invertido los términos de la propuesta. La doctrina, a su juicio, reputada de supra-humana, sería en ese caso absoluta, luego en consecuencia incontestable, exigiendo una adhesión sin reservas ni restricciones, ya que emanaría de un cristianismo no histórico, informal, esotérico, en una palabra trascendente; y por vía de consecuencia, reservada a algunos pocos elegidos próximos a la perfección. ¿Elegidos por quién? La cuestión no está zanjada. En contrapartida, los dogmas, de fabricación humana y/o inspiración divina, no teniendo mayor importancia, estarían destinados a la enseñanza subalterna del rebaño de fieles, del vulgum pecus, que se deja conducir ciegamente por los susodichos pastores, los “clérigos”, movidos todos ellos por sórdidas motivaciones humanas. Pero los “elegidos” no se dejan engañar. Razón por la cual, dichos “elegidos” rechazan ferozmente las Iglesias instituidas con todos sus remilgos: véase el culto ceremonial, los sacramentos, etc.
Estos “elegidos” se declaran pues como miembros espirituales y libres de una Iglesia libre y espiritual, entrando libremente en relación espiritual con un Dios que no se doblegaría a ninguna forma.
¡Allá ellos de creer lo que quieran! Todas las opiniones son libres, si bien no todas son equivalentes. Yo no lanzo el anatema sobre ellos –incluso si no ocurre igual a la recíproca.
No obstante, ¿quién no puede ver que estos que profesan tales ideas no pueden pretender el nombre de cristiano? Contrariamente a lo que ellos afirman, los dogmas no son opiniones obligadas. Son referencias, signos distintivos por los que se discierne que uno es cristiano o que no lo es.
Es simple buen tino. Por tomar una comparación un poco vulgar, el reglamento del futbol no es el mismo que el de rugby, No se puede pretender transponer los reglamentos del rugby al futbol, en nombre de un futbol al que declararíamos más puro, más auténtico que aquel otro que está en uso en todas partes.
Tampoco puede erigirse uno en juez de un cristianismo común a todos los cristianos (es únicamente de esto de lo que se trata aquí) en nombre de un cristianismo pretendidamente más puro, más auténtico, más perfecto incluso, desconocido por todos.
Y ¿quién pues sancionaría ésta pureza, ésta autenticidad, ésta perfección? ¿Qué autoridad? Quien se pone a reformador debe poder exhibir otra autoridad que la suya propia. Este fue el caso de los Reformadores del siglo XVI: su autoridad, eran las Escrituras, “sola scritura”. ¿Es este el caso de estos modernos reformadores? Tal no es así: ellos eligen; hacen una selección de las Escrituras, quedándose con lo que les conviene. Hacen lo mismo –por otra parte- con los textos doctrinales de la masonería. Su dogmatismo –es preciso llamar a las cosas por su nombre- es partir, y en consecuencia es parcial.
Todo esto ¿no nos recuerda nada? Los grandes maestros del gnosticismo de los primeros siglos, Basílides, Marción, Valentín, los cuales –sobre todo Marción- hacían ellos también la elección que les convenía, santificaban las escrituras a su manera, ellos también erigían contra-iglesias.
Todo esto no tiene que ver, esencialmente, con la francmasonería, esto está claro. Pero circunstancialmente, sí. Ya que se sirven de ella, en cuanto a la concepción de la misma francmasonería, constituyendo una contaminación desviante y deplorable".
1º de enero del 2014,
en la festividad del Santo Nombre de Jesús.



FUENTES :  

Doctrine et dogme... dans l'Eglise et en franc-maçonnerie





Sobre la masonería, la docrtina y el dogma en la visión de Jean-François Var

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